Qué bonito es que sonría y qué bonito es saber que en parte es culpa mía.
Qué bonito que esa sonrisa me desarme y me conquiste cada día un poquito más.
Qué bonito despertar también cada día con una sonrisa.
Qué bonito aprender a sonreír a pesar de todo.
Qué bonito que ver su sonrisa me provoque sonreír.
Qué bonito aprender a ser paciente y perder el control del tiempo sin perder la sonrisa.
Qué bonito saber que, aunque no sea el mejor de los días, Él está ahí cuidando que no deje de sonreír.