Llegan las noches en las que aún puedes dormir desnuda, pero ya puedes disfrutar del roce de la sábana sobre tu cuerpo… Noches en las que te abrazas fuerte al Sr. Conejo, buscando su calor y cobijo, mientras oyes caer la lluvia a través de la ventana.
Luego llega la tormenta eléctrica, los rayos que se cuelan entre las rendijas que deja la persiana e iluminan la habitación, los truenos que retumban en las paredes y hacen que mi cama parezca temblar.
Me abrazo aún más fuerte al Sr. Conejo, me hago una bolita con él en mitad de la cama y estiro mi mano para buscar el chupete que ha quedado perdido en algún momento de la noche. Qué acertado su nombre en inglés, «pacifier». Llega la calma en medio de la tempestad.